Septiembre marca la vuelta a la oficina. Tras el paréntesis del verano, los espacios de trabajo se reactivan con reuniones, proyectos y un aumento del movimiento en los entornos laborales. Este regreso es un buen momento para analizar un factor que muchas veces pasa desapercibido, pero que tiene un impacto directo en la forma en la que trabajamos: la reverberación acústica.

El reto silencioso de la reverberación en oficinas
En oficinas abiertas y salas de reuniones, los diseños priorizan con frecuencia la estética y la amplitud, pero dejan en segundo plano el acondicionamiento acústico. El resultado es un exceso de reverberación: ecos y acumulación sonora que complican la comunicación y afectan a la concentración.
La reverberación no es solo una molestia. Según estudios especializados, puede reducir la concentración de los empleados hasta en un 66%, provocar fatiga auditiva y aumentar los niveles de estrés. Un desafío silencioso que impacta en el rendimiento de los equipos de manera directa.

Cómo afecta la mala acústica al trabajo diario
Un entorno con mala acústica repercute tanto en la productividad como en el bienestar de las personas. Entre sus principales consecuencias destacan:
- Comunicación deficiente: las reuniones se vuelven menos claras y se pierde información clave.
- Fatiga auditiva: escuchar y entender exige más esfuerzo, generando cansancio a lo largo de la jornada.
- Menor concentración: el ruido residual y los ecos interrumpen continuamente el foco de los trabajadores.
- Estrés adicional: un entorno poco controlado acústicamente aumenta la tensión y reduce la motivación.
Soluciones acústicas para oficinas
La buena noticia es que existen soluciones específicas para controlar la reverberación y crear espacios de trabajo más saludables. En Regarsa ofrecemos alternativas que combinan técnica y diseño para adaptarse a cada entorno:
- Paneles fonoabsorbentes para techos y paredes, que reducen los ecos y mejoran la inteligibilidad de la palabra.
- Separadores acústicos móviles, ideales para oficinas abiertas que necesitan flexibilidad y zonas diferenciadas.
- Elementos acústicos decorativos, que integran funcionalidad y estética, reforzando además la identidad visual del espacio.
Apostar por entornos laborales más saludables
La vuelta a la oficina es también una oportunidad para repensar los espacios desde la perspectiva del confort acústico. Mejorar la acústica no es un detalle técnico menor: es una inversión en bienestar, motivación y productividad.
Un entorno donde se escucha con claridad y donde la concentración fluye favorece equipos más eficientes, creativos y comprometidos.